Seguidores

sábado, 11 de junio de 2011

Había una vez una, una princesita de cristal,
 no tenía ni cien negros, ni sus cien alabardas,
pero sin duda ella sola salía triunfal,
no tenía doncellas, ni tampoco castillo,
y en sus sueños gozaba de lo más pervertido,
de lo más irreal.

Su príncipe armado jamás llegará,
ella solo tiene ojos para amar un cristal,
al tocador se sienta para sentirse mejor.
Ahora que se mira, ella se ve sensual.
Un día con vestido color coral,
fue a sentarse al tocador su amado cristal,
un cigarro en su brocha y empezó a pintar,
sin duda,
el tapiz más perfecto que jamás pintará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario