Solo con esa pluma, con un estampado de leopardo, con ella escribes los versos que dan sabor a mi vida, los versos en los que encuentro los sueños, los sueños de un mundo del todo feliz, ese mundo de "YUPI" en el que nos refugiamos, juntos los dos, sin nadie, allí donde nos mudábamos cada dos tardes, allí, todo palabras, ninguna era más alta que la otra, ninguna nos podía hacer daño.
 Donde la realidad acaba, donde las alegría es pan de cada día, donde la fusión de tu día y mi noche. Ese refugio verde claro, "verde que te quiero verde", Ramas, trozos de vida, trozos de una vida que solo ellas albergaban.